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11 oct. 2016
El Correo (Araba/Álava)
:: N. A.
VITORIA
El artista reúne en la sala de la calle Costa Rica una
colección de imágenes que considera «hallazgos afortunados», bajo el título
‘Driftwood’
«Viajar
hoy en día significa ver muy pequeñas diferencias, por ejemplo entre dos niños
vestidos con idénticas zapatillas Nike o la camiseta del Barça. Descubrir lo
que hay tras el barniz del totalitarismo global», señala Aitor Salazar. Y el
alavés, formado en fotografía y en pintura en la Escuela de Artes y Oficios de
Vitoria, considera que estos detalles distintivos «sólo aparecen si rascamos un
poquito. Si revelamos el negativo», detalla.
Tal y como le
describe el responsable de la sala espazioa, José Vicente Cos, «Aitor Salazar
es una persona joven, tranquila pero en permanente movimiento». Así lo
demuestra la colección ‘Driftwood’, que se muestra en el local del número 6 de
la calle Costa Rica hasta el próximo día 28 de 18.00 a 20.00 horas, sólo en
jornadas laborables.
«Siempre es de
agradecer que las personas que exponen en espazioa lo hagan con obra reciente y
no expuesta con anterioridad», indica el también artista José Vicente Cos. Y
apunta que ‘Driftwood’ es eso mismo, un estreno de una propuesta creativa
única. Para el autor de la exposición, las obras que integran este conjunto,
«son fotografías encontradas. Cosas bellas . Cosas inútiles. Cosas que no te
caben en los bolsillos», describe el fotógrafo.
Salazar agrega que
«‘Driftwood’ es una suerte de serendipia, una especie de descubrimientos o un
hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando quizás
otra cosa distinta», según el artista. Para él, este conjunto de imágenes
«puede ser un enjambre de materia que pide ser ignorado pues no vale para nada.
Como el arte. Porque si lo tocas se esfumaría entre los dedos como la arena de
la playa», compara.
Aitor
Salazar ha recibido diversos reconocimientos por su obra desde 2009. Durante
los últimos años ha conseguido galardones como el del Certamen de Fotoarte del
Ayuntamiento de Vitoria (2016) o el primer premio Medicus Mundi de fotografía
de viaje, en 2015. Y es que, como indica Cos, a este autor le gusta viajar y
registrar lo que ve a través de la fotografía, «un registro que podríamos
denominar social, como le gusta decir a Aitor», precisa.
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