Hermanas de Ícaro
Se trata de un conjunto de pinturas,
pinturas digitales y esculturas que recogen acumulan y me sirven para
desentrañar, un deseo y una confrontación. Es el registro de un resultado
existente; una especie de consecuencia de diálogo y vergüenza
íntima conmigo mismo. La confrontación se encuentra instalada
entre mi condicionante de masculinidad (y por lo tanto mi identidad facciosa,
como diría Celia Amorós) y el deseo en la toma de resolución (en la no
participación en un escenario eternamente alejado del criterio de paridad).
Me
planteo: beligerar como hombre ante el abuso del valor-varón como único
arquetipo heroico de la narración; ayudar a restaurar presencias protagonistas
ante las escasas referencias, o
la ausencia de la mujer en la escena del
relato mítico;
modificar la narrativa y plástica masculina desde la que se
trasmitió y se trasmite
la cultura de propiedad sobre las mujeres.
En esta propuesta, en este ajuste de cuentas
(en primer lugar conmigo mismo), en este caso
estoy: sumergido en el mundo de Ícaro
Busco
una libertad, pero
es imposible tamizarla desde la imagen arquetípica del
hombre.
La
persigo en la imagen mitológica pero se sumerge y se escapa.
Se diluye ante el
enfrentamiento de ser uno solo, un hombre solo, un ser humano.
Por ir más allá en la condición humana,
subvierto el orden patriarcal de la creación ar-tíst-ica.
Necesito eximir del dolor a Icaro.
Sí, ya
sé, no hay identidad masculina en la buena fe.
Pero la busco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario