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En tierra de nadie - Adolfo Vargas Blanco

 


Hoja de sala

La obra no posee mayor justificación que el placer y la necesidad de crear. Los poemas, discursivos o visuales, surgen del devenir: una noticia, una experiencia, una lectura… Coloquialmente hablando, me lo pide el cuerpo, y me hace feliz. Así, la variedad temática y expresiva es la tónica de la producción, aunque a veces se han derivado varias obras de un mismo tema.

Me recuerdo feliz junto al arte, ya contemplador, ya hacedor; ya dirigido, ya autodidacta: literatura, música, pintura, las manualidades escolares de entonces (marquetería, escultura, cestería, construcciones…). También hoy me complace su cercanía.

Mi contacto con la poesía visual se produjo en la facultad de mano de las vanguardias de inicios del s. XX. Casi a la vez me enrolé en un grupo de teatro, donde persisto.

Comencé por el caligrama, objeto de mi abandonada tesis (la familia era fundamenta; el trabajo, necesario, y la vida enseguida siempre se me ha hecho breve).  Del caligrama al poema objeto, objeto actual de la mayor parte de mis creaciones poético visuales, apenas hubo distancia.

Hoy mi actividad creadora se centra en la poesía discursiva, la poesía visual y el teatro.

Como el teatro, la poesía visual es un arte interdisciplinar donde la palabra puede ser necesaria, pero nunca suficiente. En el poema objeto, además, la manipulación sémica y estética de la materia es imprescindible.

¿Qué es la poesía visual? Para mí, un modo idóneo de crear y ser.












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