Hoja de sala “Lux eta tentsioa” Estamos acostumbrados a ver las fotografías como signos, como imágenes que nos remiten a un referente, bien sea un objeto, un paisaje, una persona, un concepto, un sentimiento, una emoción, etc., algo que pertenece a eso que hemos llamado ‘mundo’. Sin embargo, esa relación entre fotografías y realidad no tiene por qué ser así. ¿Qué sucede si construimos fotografías que no tienen referente? Que no sean signo de nada. Que no nos lleven a un ‘mundo’ separado de la propia fotografía. Que no representen nada, sino que todo se quede en la propia imagen. En definitiva, que sean el humo de un fuego que no existe. Esto es lo que Javier de Reparaz nos propone en esta exposición. Fotografías que se quedan en las propias fotografías. Imágenes que no apelan a una realidad exterior, sino que construyen ‘mundo’.
Javier De ReparazHoja de sala
“Lux eta tentsioa”
Todo en la vida y en la muerte es tensión y la luz y su plasmación en cualquier superficie o cuerpo fotosensible, también. Desde mi perspectiva, este es un proceso dialéctico que como tantos otros surge de la idea/sensación/percepción. Una triada capaz de asumir más factores, ponerlos en relación o enfrentarles hasta conseguir esa materialización de tensión reflejada (o fotografía).
Se trata, por lo tanto, de una síntesis de fuerzas o energías, recogidas o enfrentadas y plasmadas finalmente que nos proponen, un nuevo campo visual o tesis o lugar fotosensible. perceptibles según un tipo de estado de conciencia de observación o percepción.
Fotografía-energía, tensión o escultura en tensión.
Es verdad que se trata de fotografías encontradas, la mayoría de ellas urbanas Cada fotografía, en este caso imagen subjetiva proviene de un proceso, es un encuentro, una tensión de fuerzas que derivan del campo de la sensación pero también de la observación buscada y encontrada o concretada en una superficie, a su vez de tensión en donde se han buscado y captado fuerzas o pulsiones o una serie de encuentros o relaciones sensibles, o una serie de relaciones entre el color, la luz, el movimiento, el espacio, el tiempo y también… la negación de las formas habituales y clásicas
En otras exposiciones he ensayado a engañar la objetividad, a disputar a la objetividad el escenario de la llamada “realidad”. En esta ocasión, creo que también he incidido más en que una fotografía o mis esculturas se perciban primero con los sentidos y después he buscado la provocación del cuestionamiento y del qué es esto; la pregunta ante lo aparentemente oculto o que quizás se encuentre en la raíz profunda pero que puede ser revelador y que sería bueno poder saber adivinar o descubrir, porque seguramente ayudaría a percibir también el contracampo o el fuera de campo de la imagen y la retina del autor; algo así como dejar rastros para alcanzar el pensamiento que genera una forma o imagen que piensa.
Desde una perspectiva experimental trabajo en la idea de tensión en la fotografía subjetiva) y lo uno al concepto de escultura sobre la “tensión leve” o “menor tensión” en relación a la mínima presencia de partes de la figuración. Esa ausencia genera una leve tensión, y también en los provocados leves encuentros entre sus partes. He trabajado la escultura y lo he venido haciendo de una manera diferenciada de la fotografía, pero quizás, cada vez más, y de manera casi intuitiva he ido aumentando la interrelación entre ambas disciplinas. Empieza a ser una constante que ya he reflejado en alguna anterior exposición.
José Cos
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